Rodeada por un entorno verde apenas
urbanizado, Cala Salada es una de las calas mejor valoradas y más visitadas de toda
Ibiza. Cala Salada y Cala Saladeta, su vecina, surgen de acogedores entrantes
que forman dos agradables calas de arenas doradas y aguas cristalinas que
reflejan colores azulados.
Cala Salada suele estar repleta de gente, pero
tras recorrer un sinuoso sendero a través del acantilado rocoso de la
orilla es posible llegar a Cala Saladeta, una playa algo más tranquila. A
pesar de que para llegar desde una hasta la otra los más valientes escogen un
camino bastante complicado en el que prácticamente se escala a través de las
rocas, en la parte superior hay un camino más cómodo.
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